El blog de José Luis Povo

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viernes, 23 de noviembre de 2012

LES ENQUETES DE L'INSPECTEUR BAYARD, de Jean-Louis Fonteneau y Olivier Schwartz

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Tras la reseña de “Gringos locos” volvemos a Olivier Schwartz (1963, Nogent-sur-Marne) para examinar uno de los hitos de su carrera, la serie del Inspecteur Bayard, que afrontó a partir de 1988. Cinco años antes Schwartz había debutado como dibujastrapi 667ante en el fanzine PLG y poco después realizó alguna que otra colaboración para el mercado infantil ya como profesional.

La serie Les enquêtes de l'inspecteur Bayard fue publicada regularmente en Astrapi, revista que demuestra la importante oferta que mantiene el cómic dentro del quiosco galo, admirable en los tiempos que corren, y que habría que agregar a nuestro reciente recorrido por el quiosco europeo. Con cadencia bimensual, Astrapi ronda una tirada de 70.000 ejemplares y está enfocada, tal y como aclara su lema, a lectores de entre 7 y 11 años.

La serie, aparte de publicarse en la revista, se ha distribuido en dieciocho álbumes, el primero con guión de Dieter y Jean-Claude Cabanau y el resto con guión de Jean-Louis Fonteneau, todos ellos con color de Christine Couturier.

Los álbumes:

  1. Pas de vacances pour l'inspecteur
  2. L'inspecteur n'a peur de rien
  3. Mystères à toute heure
  4. Lili, Grisbi et compagnie
  5. Les dragons du diable
  6. Bons baisers de l'inspecteur
  7. La nuit du Yorg
  8. Alerte à Zyklopolis introbayard
  9. Sale temps pour l'inspecteur
  10. Coups de feu à New York
  11. L'inspecteur voit rouge
  12. L'Inspecteur Bayard chez les stars
  13. Ça chauffe à Texico !
  14. Le Yorg se déchaîne
  15. L'inspecteur crève l'écran
  16. Bienvenue en enfer
  17. Sam se Rebiffe
  18. Trafics en Afrique

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El nombre del protagonista se tomó de Bayard Presse, el gigante editorial responsable entre otras publicaciones de Astrapi, y luce un mechón rubio a modo de tupe. Al costado del inspector, tenemos personajes como Isabelle Mirrette (Isa), Sam y el robot Yorg, mientras que Malmor y Monsieur K aparecen como villanos recurrentes.

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La estructura del cada caso del inspector se apoya en una investigación, quedando el final en suspenso e invitando al lector a sacar sus propias conclusiones. Luego la solución se ofrece en una página posterior. Este extremo se mantiene en las ediciones de álbum, y así la aventura queda inconclusa y te indica la solución en una página determinada, a la que acudes para comprobar tus pesquisas. Hay, de hecho, álbumes que compilan varios casos del inspector, historietas cortas de entre seis y doce páginas, y a modo de epílogo del volumen se agrupan las soluciones a todos los casos, mientras que otros álbumes en los que una aventura ocupa unas cuarenta y tres páginas se recurre a una serie de viñetas invertidas para que, una vez girado el volumen, el lector desentrañe algún enigma.

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La edición, de 21 x 28.5 cm y en cartoné, es muy agradable y manejable, un formato idóneo para un tebeo infantil, que además permite a Schwartz alternar un decoupage de tres o cuatro filas de viñetas con otras composiciones de dos filas de viñetas sin que altere la percepción de un producto cuidado, ágil, dinámico y divertido.

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El dibujo en sí es el que ha encumbrado a Schwartz, puro atomstyle en la línea de Yves Chaland con unos colores planos dentro de los más estrictos presupuestos de la línea clara. Es difícil mantener la compostura y no dar rienda suelta al entusiasmo al ver la calidad del dibujo de Schwartz, pues además de la autoconciencia que se palpaba en Chaland, esa percepción de que estaba haciendo historia, en Schwartz el trazo es de una naturalidad envidiable, quizá porque al estar dirigido a un público infantil no tiene la presión de la crítica especializada (como si le ocurriría en sus colaboraciones con Yann), y de esta manera el dibujante, según dicen de un alto nivel de perfeccionismo, exhibe su trazo con completa naturalidad y soltura, al tiempo que se ofrece a los jóvenes lectores un producto sofisticado, con la actitud de la posmodernidad. (ver imagen posterior, pinchar para ampliar)

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En el futuro reseñaremos algún álbum en concreto, pues ciertamente merecen no pasarse por alto –aparte de que tienen un precio muy asequible–, pero no queríamos dejar de dedicar una entrada a esta serie dentro de nuestro especial línea clara.

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En el Festival de Angoulême de 2003 la serie fue reconocida con el premio Alph'art Jeunesse 7/8 años.

Ya hacia el 2005, Olivier Schwartz se había convertido en uno de los puntales de la revista Astrapi, con su serie del Inspecteur Bayard, pero también con su colaboración en otras secciones e ilustrando tebeos de carácter histórico. Sin embargo, Inspecteur Bayard se acabó para Schwartz en su álbum decimoctavo, al dar un giro a su carrera de la mano del guionista Yann y fichar con la editorial Dupuis.

Tras un intento de resucitar a Gil Pupila, que no prosperó por el rechazo de los herederos de Tillieux, que incluso se negaron a ver las pruebas realizadas, Schwartz triunfó con su Spirou de “Le Groom vert-de-gris” y el biopic “Gringos locos”. No obstante, pese a la calidad de esos dos grandes trabajos, no habría que olvidar su contribución con el Inspecteur Bayard, que ya por sí sola le valdrían para alcanzar el olimpo del noveno arte.

Otras obras de Schwartz en Mis cómics y más:

Gringos locos

Le Groom vert-de-gris

martes, 20 de noviembre de 2012

THE AMSTERDAM CONNECTION: ATOOMSTILJ & KLARE LIJN

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Sirva esta dibujo de Michiel de Jong ("Multiple Sores") para dejar constancia brevemente de la importante contribución de Holanda a la línea clara, un estilo que tiene por allá gran predicamento.

Con una carrera más relevante, Henk 't Jong estuvo muy activo en los años 70 y primeros 80. Entre otras desarrolló la serie William Pepper, con guiones de Adrie van Middelkoop, durante al menos seis álbumes. (Véase imagen inferior)

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William Pepper apareció en la revista Eppo, cuya primera etapa comprende de 1975 a 1984 para luego bajo diferentes denominaciones, como Sjosji, fenecer hacia 1999. Eppo se vuelve a publicar desde 2009 hasta nuestros días. Algunas heroínas locales han ocupado su portada, véase a Franka y a January Jones:

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De Franka, de Henk Kuipers, en nuestro país se llegaron a publicar cinco álbumes en castellano, catalán y gallego.

Serie dinámica y moderna, lleva al menos publicados en su país de origen 21 álbumes, todo un icono del cómic holandés con una estética no muy alejada de la línea clara, una vena caricaturesca y un leve toque erótico.

 

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De January Jones, del guionista Martin Lodewijk y el dibujante Eric Heuvel, la editorial Juventud publicó tres álbumes en castellano y catalán. (La serie completa la componen cinco álbumes). Aventurera con ambientación de época y apellido de resonancias cinematográficas, en January Jones el seguimiento de los patrones de la línea clara es muy estrecho.

Del dibujante Eric Heuvel también se ha publicado en castellano y catalán "La búsqueda" (Planeta), que aborda el holocausto y del cual se publicó una reseña en este blog.

"La búsqueda" en Mis cómics y más

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Quedan inéditos trabajos como Bud Broadway, ocho volúmenes en torno a la Segunda Guerra Mundial con el estilo característico de Heuvel y con el plus de la ambientación (véase imagen inferior). Esta serie de volúmenes combina texto y dos tiras de viñetas por página, sin bocadillos, al estilo de los antiguos libros ilustrados. Si bien pueden leerse estas tiras mudas de Heuvel seguidas pues mantienen una continuidad, tampoco pueden considerarse álbumes corrientes.

Entre los últimos trabajos de Heuvel, y ya dentro de los cauces estándar, la serie de cuatro álbumes Geheim van de tijd, con guión de Frits Jonker.

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De Theo van den Boogaard tenemos el célebre León leonel terrible, humor irreverente, anárquico y muy divertido, con guión de Wim T. Schippers y que amenizaba con historias cortas las páginas de Cairo. Su trazo, que seguía escrupulosamente la línea clara sin apartarse del clasicismo, muy próximo a Hergé y a Bob de Moor, conseguía paradójicamente parecer muy moderno con su vena vitriólica y contestataria. Glénat publicó en castellano un recopilatorio al que se le podría achacar el problema del tamaño, reducido, que perjudica a un dibujo tan rico en detalle, pues en Theo van den Boogaard abundan grandes planos generales plagados de figurantes, generalmente actores fortuitos y víctimas de León El Terrible.

De Dick Briel (1950-2011), otra de las firmas de Cairo, tuvo su momento con Las aventuras del profesor Palmera, de cuyos tres álbumes vieron la luz dos en castellano y catalán por parte de Juventud. Briel fue blanco de bastantes críticas pues se le achacaba que su estilo era mimético del de Hergé, pero personalmente las encontré un tanto desmedidas.

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Entre los dibujantes holandeses contemporáneos más atractivos se encuentra Peter Van Dongen, con una evocación de la época colonial y una búsqueda de las raíces de la línea clara que merece toda nuestra atención, como ya se puso de manifiesto en la entrada que se le dedicó en este blog.

Peter Van Dongen en Mis cómics y más

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Entre los nombres más conocidos de la escuela holandesa citar, claro está, a Joost Swarte, que dio nombre a la línea clara así como al estilo atom, al que diferenció como una ramificación de la corriente principal por sus rasgos vanguardistas. De este autor, que pudimos disfrutar en revistas como Star o El Víbora, también editó Norma Las aventuras de Algodón y Pistón, fácil de localizar en librerías de lance, y recientemente La Cúpula ha publicado el integral "Casi completo", del que hablaremos en breve.

En esa onda que concilia modernidad y clasicismo, comentar el conocido trabajo del ilustrador Joost Veerkamp con constantes referencias al mundo de Hergé, así como su serie de ilustraciones de arquitectura en el más puro estilo línea clara que demuestran algunas de las bondades de este estilo. Vale la pena visitar su página web, al igual que la de Joost Swarte, muy recomendable para diseñadores web o ilustradores.

Por último, comentar que en Amsterdam se encuentra la librería de cómics Lambiek. Fundada en 1968 por Kees Kousemaker (1942–2010), mantiene activa una potente web y un diccionario del cómic. A decir de los que han visitado la librería podría considerarse, además de la más antigua, la mejor del planeta.

Es Holanda, desde luego, un país con una tradición tebeística a tener en cuenta y donde la línea clara forma parte de su propio legado. Quizá la mayor aportación que han hecho ha sido, en lo estético, asociar vanguardia y línea clara, o al menos reforzar esa vía, y por otro lado, una apertura temática alejada de los cauces clásicos de la aventura para buscar tramas más desenfadadas y con contenido erótico, o para indagar en capítulos turbulentos de nuestra historia reciente. Desde luego tanto en lo estético como en lo argumental son apuestas por la renovación.

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Enlaces:

Página web de Eppo

Página web de Franka

Página web de Joost Veerkamp

Página oficial de Theo van den Boogaard

Página web de Joost Swarte

Página web de Peter van Dongen

Página web de Eric Heuvel

Reseña de León El terrible en La cárcel de papel

domingo, 18 de noviembre de 2012

ALLAN MacBRIDE



Hace pocos días, es nuestra entrada de aproximación general a la línea clara, mencionamos  la serie Allan Mac Bride, creada por Patrick A. Dumas (dibujo) y Jean-Yves Brouard (guión), como un ejemplo destacable de comic actual que adopta el lenguaje de la línea clara.
En 2.009 ya nos hacíamos eco de la existencia de esta serie en Mis comics y mas. Nada más ver unas cuantas imágenes de ella,  despertó mi interés, por el trazo limpio y preciso de Dumas, así como por su modo de abordar el tema de la egiptología. Como ya he contado otras veces, Egipto siempre me ha fascinado y nunca he desaprovechado ocasión de disfrutar su lado más romántico y novelesco  a través de las viñetas, con obras como "El misterio de la gran pirámide" de Edgar P. Jacobs,"El halcón de Mu"  y "En busca de la Atlántida" de Dominique Hé, la serie Papyrus, de De Gieter, la serie  Keos, de Jacques Martin y Jean Pleyers, y, más recientemente, el primer tomo de Ella Mahé, de Maryse, Jean-Francoise Charles y André Taymans. Sin olvidar, por supuesto, "Los cigarros del Faraón", que en realidad es donde empieza todo: ya desde la portada, con Tintín bajo tierra con esos sarcófagos detrás, supone el primer acercamiento de un niño al misterio de la Antigüedad egipcia.
Pero volvamos a Allan MacBride. Cuatro años después de aquella primera reseña, volvemos a referirnos a él, en este ciclo dedicado a la línea clara, coincidiendo con la publicación por entregas en la revista Netcomic de su primera aventura, La odisea de Bahmés.
En el arranque de la historia, a través de una referencia a Howard Carter, el descubridor de la tumba de Tutankhamon, los autores nos sitúan en el tiempo: estamos en los años 30 y nuestro protagonista es un egiptólogo que posee una concesión que le entregó el propio Carter para realizar excavaciones cercanas a las de la famosa tumba descubierta por él doce años antes. Enseguida se nos muestra Mac Bride como un arqueólogo en el más moderno sentido de la palabra, que no busca oro o riquezas, sino profundizar en el conocimiento de una cultura milenaria.

MacBride descubre un fresco excepcionalmente bien conservado que narra una larga travesía por mar de unos antiguos navegantes capitaneados por Bahmés, enigmático personaje cuyo sarcófago se encuentra allí mismo, en una cámara contigua. Nuestro protagonista, intrigado, va descubriendo claves y atando cabos de inmediato, gracias a su profundo conocimiento de la historia egipcia. Ello da pie a flashbacks que nos trasladan  a la Antigüedad, que me recuerdan a los empleados por Jacques Martin cuando, en el transcurso de una aventura de Alix, nos narra episodios de la Historia antigua ocurridos cientos de años antes.

La época y el modo de representar a los personajes y los escenarios egipcios me trasladan a un momento grato de mi vida de lector de comics, pues me traen a la memoria  imágenes del primer comic de Blake y Mortimer que leí, que he mencionado antes, "El misterio de la gran pirámide".




Espero que este personaje nos depare muchas aventuras y que haya llegado a estas tierras para quedarse.

Allan MacBride en mis comics y mas

presentación del personaje en la web de Netcom2 editorial

jueves, 15 de noviembre de 2012

Reseña: "GRINGOS LOCOS", de Yann y Olivier Schwartz

"Gringos locos", de Yann ygringos-locos portada Olivier Schwartz, se sitúa entre aquellos cómics que abordan la historia del medio, una vía poco transitada pero que ha dado obras de calado como la mirada al mundo de las agencias de "Los profesionales", de Carlos Giménez, o a la aventura de la autogestión por parte de un puñado de dibujantes estrella de la editorial Bruguera en "El invierno del dibujante", de Paco Roca. "El cómic dentro del cómic", un capítulo cuya, de momento, última entrega parece que le corresponde a  "La marque Jacobs, une vie en bande dessinée", de Rodolphe y Louis Alloing, semblanza de los comienzos de Edgar P. Jacobs como dibujante.

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"Gringos locos" era un proyecto largamente acariciado por Yann: se trataba de narrar el periplo americano de tres dibujantes belgas, auténticas leyendas del medio -Morris, Franquin y Jijé-, que en agosto de 1948 cruzaron el Atlántico para buscar empleo en los estudios Disney. Este episodio de la historia del noveno arte ya fue rememorado en "La vie exemplaire de Jijé", cómic de ocho páginas con guión y dibujo de Yves Chaland y entintando de Serge Clerc y de Denis Sire, publicado en el número 64 de la revista Metal Hurlant. Reproducimos una página a continuación, pero para leerlo íntegro no hay más que pinchar el siguiente enlace:

La vie exemplaire de Jijé

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El guionista Yann Lepennetier, nacido en 1954 y que tiene tras de sí una copiosa bibliografía (Lucky Luke, Marsupilami, Pin-up, Les exploits d'Odilon Verjus, etc), colaboró con Yves Chaland en los tres últimos álbumes de Freddy Lombard, "El cometa de Cartago", "Vacaciones en Budapest" y "F 52". gringos locos silueta

Olivier Schwartz es en la actualidad uno de los dibujantes que mejor mantienen las esencias del atomstyle con un trazo deudor de Yves Chaland, siempre brillando a un nivel superlativo. Ver para creer, la calidad de su dibujo es sorprendente. El encuentro entre Yann y Schwartz era poco menos que inevitable. Trabajaron juntos en el ya comentado "Le groom vert-de-gris",  y su trazo parecía la opción lógica para abordar la historia de "Gringos locos", con humor y también con reverencia hacia las figuras retratadas, algo que ya se podía apreciar en los primeros bocetos (véase imagen posterior, pinchar para ampliar).

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En este álbum el color parece más atento a crear volumen y se aleja un tanto de la estética de la línea clara, sin que entre en conflicto con el dibujo y más bien parezca una evolución lógica para estos tiempos, como puede comprobarse en las dos imágenes siguientes.

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"Gringos locos" fue publicado por entregas en la revistas L’Immanquable y Spirou, cada una con un público bien diferenciado. Asimismo, fue publicado por el diario belga Le Soir, a la espera del lanzamiento en álbum, apoyado por múltiples entrevistas y un tráiler promocional. Tenía, en fin, todos los ingredientes para convertirse en uno de los cómics de la temporada.

 

 La polémica

Tal y como recogió Le Vif, o medios especializados como BDZoom ycasemate gringos varias webs españolas, cuando estaba a punto de realizarse el lanzamiento del álbum los herederos de Franquin y Joseph Gillain "Jijé" se mostraron disconformes sobre el modo en que "Gringos locos" captaba a sus progenitores. Aducían que eran caricaturizados con el único objetivo de hacerlos risibles, a modo de gran humorada a costa de los dibujantes y su familia. Dupuis, la casa editorial del álbum, detentaba también los derechos de los tres gringos locos, Morris, Franquin y Jijé, con obras como Lucky Luke, Gaston Lagaffe o los magníficos recopilatorios Tout Jijé en su catálogo.

Así las cosas, saltaron las alarmas y se elucubró con destruir la tirada de 35.000 ejemplares. Finalmente se llegó a un acuerdo con los familiares de Franquin y Jijé para que éstos pudiesen apostillar la obra y mostrar su parecer sobre ella.

El álbum

De "Gringos locos" se editó una edición limitada, de lujo, y otra en cartoné en gran formato, 23.5 x 31.5 cm, con papel de buen gramaje y acabado excelente.

El libro tiene a modo de coda una entrevista con Yann en la que describe el proceso de documentación y transmite sin ambages la admiración por el trío protagonista. Llega a decir: "He querido enseñar a los lectores que Jijé es un personaje fabuloso, ¡un genio! No está reconocido en su justo valor."

No debieron bastar estas y otras loas que dispensa Yann en su entrevista, pues junto a un folleto publicitario se adjunta una cuartilla titulada "Advertencia al lector" para aclarar que "el álbum que tiene entre manos no es fruto de una documentación científica ni un biopic histórico..." Concluyendo que "La lectura de este álbum debe por tanto considerarse como el de una simple ficción".

No contentos con esta nota aclaratoria, en las guardas se ha pegado una separata como ven en las siguientes fotos:

 

Como puede leerse se titula "1948. Joseph, André, Maurice et les autres... Droit de réponse et quelques questions". En ella encontramos numerosas fotos que recogen a los protagonistas del periplo americano, sobre todo fotos de la familia Gillain, todo un documento. En el texto, Isabelle Franquin, hija de André, que aún reconociendo que el guionista puede darle su "toque personal" el resultado lo juzga como pernicioso para la memoria de las personas cuya vida relata, aparte de opinar que el conjunto de anécdotas reales están "explotadas mediocremente".

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Le sigue una entrevista de seis páginas con Benoît Gillain, hijo de Jijé en la que contrasta sus recuerdos (contaba con diez años en 1948) con lo expuesto en el cómic, generalmente para desacreditarlo. Por ejemplo estima que el pañuelo en la cabeza que luce su padre es un préstamo de "El cangrejo de las pinzas de oro", y que el fervor religioso y el anticomunismo que se le achaca es desmedido y perjudicial para la posteridad, o estima que los personajes de Franquin y Morris lucen un carácter muy distinto al que tenían por aquel entonces.

Sea como fuere, la separata hace si cabe el álbum más valioso y el efecto "cómic  dentro del cómic, dentro del..." se multiplica hasta el infinito. Es, desde mi punto de vista, uno de los álbumes más interesantes de los últimos años, imprescindible para amantes de la BD. Sobre la polémica, como simple lector no encuentro que los personajes salgan mal parados; personalmente creo que el cariño con el que han sido tratados por el guionista y dibujante es evidente (como también me lo parecía, y creo que este ejemplo es un muy preclaro, el vívido retrato que hizo Carlos Giménez en "Los profesionales").

Hay una cita extraída de "El hombre que mató a Liberty Valance", film dirigido por John Ford sobre un guión de James Warner Bellah y Willis Goldbeck, que abre el álbum y que luego repite Yann en la entrevista: "Cuando la leyenda es más bella que la realidad, imprime la leyenda". Supuestamente este ha sido el enfoque que ha primado Yann.

El álbum a nivel gráfico es delicioso, el no va más del atomstyle junto a alguna obra de Chaland u otros trabajos del propio Schwartz. Sirva como muestra:

Preview de 10 páginas en Sigue al conejo blanco

El álbum juega a varios niveles. Por una parte captura el clima enloquecido de un viaje a ninguna parte, que en el fondo revierte en un viaje interior de los tres protagonistas, siempre con la duda de qué les deparará el futuro y su relación con sus personajes de tinta china (Morris cuestiona que hará con su vaquero cantor, Jijé imagina episodios para el botones Spirou y Franquin da con un personaje para la posteridad, Gastón).

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Cada uno de los tres tiene un carácter muy definido: Jijé es un extravagante, impulsivo e imaginativo pater familias, Morris es resuelto, terco y mujeriego, y Franquin es dubitativo y contemplativo. En cuanto al viaje exterior que supone el periplo americano repasa algunas divertidas anécdotas y estampas tradicionales de los USA y México: el calor atorrante de un desierto que parece Monument Valley, los tropiezos con la fauna local, el Ku-Kux-Klan, la segregación racial, la mordida de las autoridades aduaneras... todo ello visto a lomos de un Ford Hudson. 

El carácter episódico se mantiene en todo el álbum y hacia las últimas páginas van encajando algunas piezas, relacionadas con el conocido futuro de nuestros dibujantes... Sin embargo, no acaba de culminar: descubrimos en la última página que le tiene que seguir otro volumen, "Crazy Belgians", sólo que, ay, de momento es un proyecto aparcado, posiblemente por el contencioso con los herederos del trío protagonista. Desde luego, sería en todos los sentidos un álbum formidable, continuación de "Gringos Locos", en cualquier caso una obra importante, magnífica y por momentos deslumbrante sobre tres leyendas del cómic.

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